Falleció el artista plástico José Luis Dastugue

Tenía 51 años y un taller lleno de trabajos y proyectos

Local

Es muy difícil despedir a un colega y más cuando nos unía una relación de más de 35 años, cuando ninguno de los dos pensaba en arte y compartíamos otra pasión, el rugby. Él, un jugador de la quinta división del Club Sportivo 9 de Julio; veloz, de buen tacle y muy atento a lo que pasaba en la cancha, yo un colaborador más de la subcomisión.

Pasaron varios años y la razón para reunirnos fue otra muy diferente: la pintura de pinceles chicos fue el común denominador. Se acercó una tarde, muy respetuoso, a preguntarme si podía enseñarle algunas cosas y lo invité a pintar en mi taller. Poco tiempo después viajaba a Brasil donde permaneció un buen tiempo. A su regreso presentó una muy interesante exposición individual, en su mayoría obras de pequeño formato.

En algún momento, alguna diferencia conceptual nos puso en caminos paralelos y muchos años después, cuando regresé al país, encontré a José Luís trabajando en la Secretaría de Cultura. Las diferencias ya habían pasado a la historia y nuevamente nos encontramos cordialmente. Poco tiempo pasó para que él mismo me hiciese llegar una invitación para ser parte de la muestra “El Banquete” que contó con su muy atinada curaduría y de la que también fue parte.

Ayer un amigo, también artista, me informa del accidente, del incendio de su novísimo taller y su complicado estado.

Para muchos será extraño que José Luis arriesgara su ser por salvar sus obras, toda su producción de casi 30 años estaba allí. Para mí y algunos pocos, no tiene nada de insólito. Todas las obras de un artista tienen una porción de la vida de su creador, algunas más que otras, pero todas absolutamente, poseen un significado especial para su autor. Por eso puedo entender que José Luís pensara en sus obras por encima de sí mismo y arriesgara y entregara su vida por salvarlas. Lamentablemente falleció a causa de este intento por defender sus trabajos del fuego.

Perdimos un gran artista, se fue al cielo de los creadores y con él se fue su obra. Nada quedó de esos trabajos que estaban en su atelier, todo se fue con él, acompañándolo eternamente en su viaje.

Descansa en paz colega, tus obras se fueron antes para esperarte en alguno de esos cielos que pintaste y ahora somos nosotros los pequeños hombrecitos de tus desolados paisajes, los que quedamos mirando al cielo, a esperar que cualquier día de estos nos encontremos mirando uno de esos tantos que pintaste. Descansa en paz colega y regálanos más de esos nirvanas, ahora pintándolos íntimamente.

SUSCRÍBETE A NUESTRO NEWSLETTER

SUSCRIBIRSE