Cuando los comensales son tan grandes, tan «grosos» el lugar de reunión es lo de menos.
Sillas apiladas, muros que hace mucho no reciben una mano de pintura, una servilleta plegada suplementando una pata de la mesa, nos dejan claro que no es un «cinco tenedores» y la verdad es que no hace falta, la calidad y el nivel lo ponen ellos.
