El camino de los basurales: crónicas de un viaje alternativo por Río Tercero

En la costa del Río Ctalamochita hay una serie de basurales que atentan contra la flora y la fauna natural.

Crónica Local

Hace unos días publicamos en CRÓNICAS una nota que invitaba a ver la ciudad con ojos de turistas. Amamos Río Tercero y nos encanta descubrir su belleza y sus rincones.

Pero también hay otra realidad que necesitamos oponer en nuestra vista. Lo cierto es que con todo el amor que le tenemos a nuestro querido Río Tercero, se nos rompe el corazón cuando vemos la negligencia que rodea el cauce de nuestro generoso río.

Tiempo atrás nos emprendimos en un recorrido por basurales clandestinos con un amigo de la casa. Facundo Salomone es guardaparque, vecino de la ciudad, protector de nuestro monte nativo, activista de Río3verde. Durante el recorrido conversamos sobre la conservación del río y los riesgos de los basurales.

Caminar por la costa de nuestro río es una de las actividades más fascinantes para los ciudadanos locales. Sin embargo, basta alejarse muy poco de la costa para encontrar la penosa influencia de la negligencia humana.

Chatarras, ropa, plásticos…… Una colección de objetos que la gente acumuló y no pudo reciclar.

El recorrido implicó 2 zonas. Una fue un camino rural que lleva a la ruta del tránsito pesado: pasando el Barrio El Portal y el Loteo Valle del Río, y otra zona que costea el río en lo que podríamos llamar “La Rerserva Naural”

En lo que llamaremos zona 1 existe un viejo basural cladestino que todavía se encuentra activo. Cuando llegamos pudimos observar huellas de  máquinas en el territorio. Un aparente trabajo de movimiento de suelos.

Entre los rastros de la tierra movida y basura aplastada: restos de basura reciente, lo cual da pruebas de que es un basural activo.

En el recorrido que indicaremos como zona 2, costeamos el río en lo que sería “la reserva”. Ponemos comillas porque aunque existe una ordenanza que declara como Reserva Natural a la costa del Río Ctalamochita (la Or. Nro 4573) pero la reserva aún no está delimitada, por lo que no existe un plan de manejo.

Aquí encontramos restos de faena, canastos de transporte de pollos, deforestación propia de la gente que busca leña, “que generan erosión de los campos que están ahí”, según comentó Facundo.

Para Facundo el principal problema de estos basurales clandestinos es que al no haber un plan de manejo se hace imposible conservar el monte nativo y el corredor biológico que es un río. 

Negligencia? ¿Los vecinos o la municipalidad? El entramado es complejo y los responsables somos todos.

Sin dudas el consumo desmedido también es parte.  Es importante reflexionar sobre cuáles son los comportamientos comunitarios que generan desechos inevitables y que a algún lado tendrán que ir a parar. 

¿Qué hacer con lo que desechamos de nuestra vida en Río Tercero?

Facundo responde con sencillez  a esta pregunta: “Lo mejor sería que sea una zona controlada y con cartelería correspondiente. Que se informe sobre posibles multas o denuncias. Lo que debería hacer la municipalidad,  es labrar un acta de constatación  o de  infracción, depende la situación. Pero para eso es necesario controlar.”

“Con la basura que ya está ahí, lo ideal sería sacarla y llevarla al basural que corresponde, el único que tenemos, que está camino a Villa Ascasubi. Poner cámaras, cerrar el lugar y fundamentalmente: EDUCACIÓN AMBIENTAL en todos los ámbitos dentro de la ciudad. No solo en las escuelas sino en el ámbito público, privado.” Comenta el guardaparque, amante de nuestro río.

Consecuencias actuales y futuras

“La realidad es que el basural más grande pertenece a un terreno privado. El lugar está activo como basural hace más de 30 años y la basura ya llega a través de  las cárcaba a la costa del río, o sea la contaminación que eso genera nunca se estudió y debería estudiarse.” Comenta Facundo con preocupación.

Según recuerda, existe una ordenanza que tiene varios años, en la cual se declaró la emergencia sanitaria del sector, pero no se pusieron plazos para remediar la situación.

“Tapar la basura con tierra, como vimos en el movimiento de las máquinas, puede generar un problema mayor a futuro mayor porque no se sabe cómo pueden reaccionar esos contaminantes.” Dijo Facundo.
Además los problemas podrían intensificarse si las zonas en las cuales los movimientos de tierra cubren la basura, luego se convierten en loteos. Es un riesgo potencial. “Podría suceder que se vendan terrenos contaminados y con cúmulos de basura bajo la tierra”, finalizó Facundo.

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